Su tierna figura encierra la majestuosidad de los Andes. Su lana es muy codiciada e incluso ha servido como inspiración para muchos diseñadores tanto peruanos como extranjeros.
Sin embargo, la carne de alpaca es poco comercializada en nuestro país, siendo sus mayores productores Puno y Cusco. Su consumo debería ser más difundido debido a los grandes beneficios que posee: es una excelente fuente de proteínas y tiene un bajo contenido graso, ideal para aquellos que sufren de colesterol alto.
¿Cuál es el ritual que se sigue antes de que este alimento llegue a nuestras mesas? Julio Vilca, comunero del distrito de Atuncolla, en Puno, señala que primero se debe proceder con el trasquilado de la lana. Además, el sacrificio del animal no se puede realizar ni los días martes ni los jueves por ser considerados de mala suerte.
La edad ideal que debe tener una alpaca para ser consumida es entre un año y año y medio, pues en este tiempo su carne esta más suave.
No se quedan atrás los costillares, los brazos, la rabadilla, aunque es un poco más seca por lo que se demora más en masticar pues tiene una contextura un poco chiclosa; el asado, la cadera, la tapa y el pejerrey “que es un poco fibroso y no es tan popular como los otros tipos de cortes”, explica.
Gracias a esta diversidad, podemos encontrar diversos platos hechos con alpaca, como por ejemplo el pesque, el enrollado, el bistec, el lomo al jugo, la alpaca en salsa blanca con crema de leche y en variadas sopas. Además se puede secar y hacer un delicioso charqui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario